Un grupo de ex rugbiers que integran la Fundación Rugby Sin Fronteras volvió a las Islas. Realizaron clínicas para los chicos isleños y promovieron un puente de amistad a través del deporte.
Difundir un mensaje de amor y paz a través del deporte y tender un puente de relación por encima de toda ideología y diferencias políticas y sociales. Con ese objetivo la organización Rugby Sin Fronteras viajó nuevamente a las Islas Malvinas para brindar una serie de clínicas para chicos y fortalecer el lazo de amistad y comunión que comenzó a forjarse entre isleños y argentinos, separados hace 28 años por un doloroso conflicto bélico.
"En todo el mundo hay sobrados ejemplos de divisiones, conflictos y guerras. Nosotros queremos aportar algo de luz y llevar un mensaje de amor, unión y solidaridad. El proyecto apunta a difundir esos valores y el rugby es una excusa pero también el mejor puente para transmitirlo", destacó Bautista Segonds, el titular de Rugby Sin Fronteras.
La primera experiencia fue positiva. El 13 de diciembre de 2009, un grupo de 34 ex rugbiers argentinos y 3 veteranos de guerra disputaron el primer partido de rugby en el archipiélago junto a algunos kelpers y militares ingleses de la base de Mount Pleasant. Además, se alentó a los chicos nativos a participar de las clínicas para enseñarles el deporte.
Compartir los valores y principios de un deporte formativo, con un mensaje sincero y fraterno en donde hubo tanto sufrimiento. Un loable objetivo que a fuerza de buena voluntad, pudo mitigar cualquier aspereza y superar el comprensible temor y la desconfianza de algunos isleños. "No todos reaccionan igual. Muchos ya nos conocen y comparten nuestro respeto, otros demuestran cierta resistencia por las secuelas que dejó la guerra. En este segundo viaje buscamos fortalecer el vínculo con los chicos. Fue emocionante verlos participar", comentó Segonds quien viajó junto a otros rugbiers como Luis Salessi (ex centro de La Plata) y Claudio Peroni (ex pilar de Pueyrredón).
La cancha de la Community School fue el punto de encuentro en esta nueva visita. En un forzado español, varios de los chicos que se acercaron les mostraron su felicidad por poder jugar. Correr con la pelota en sus manos, caerse al piso, disfrutar en el contacto físico. Divertirse fue la consign, al pesar del recelo y la prohibición expresa de algunos padres que les habían prohibido ir. "No había nada de qué asustarse, siempre fuimos muy respetuosos. Entendemos la reacción de los mayores, pero fue evidente que la presión de los chicos por jugar, divertirse y disfrutar de la comunión y la amistad en un tercer tiempo lo superó todo", dijo el ex tercera línea de Coronel Suárez Rugby y Pueyrredón.
Más allá del juego, la relación con los chicos isleños se apoyó también en un fluido intercambio epistolar. Los ex rugbiers, junto a algunos veteranos de guerra que compartieron el viaje, les llevaron unas 300 cartas escritas por chicos argentinos, pertenecientes al Colegio Primario Argentino "Baldomero Fernández Moreno" de Liniers. "Ahora les llevaremos la respuesta a través de las cartas que los chicos de Malvinas nos dejaron. La idea es generar un ida y vuelta, que el mensaje de amistad fluya naturalmente, y que todos se sientan partícipes de esta experiencia y compartan sus vivencias y sueños", puntualizó.
Por WALTER DANIEL RAIÑO
FUENTE: CLARIN.com
rugbysinfronteras.com.ar
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