Gente que pasa de un lado a otro, los autos, los bocinazos, vendedores ambulantes, mujeres mirando vidrieras disfrutando del paseo y otras que pasan apuradas tratando de comprarse todo lo que encuentran por su camino.
Una mujer llega a una tienda y la encuentra cerrada, ¿que sucede?, muy sencillo, como es sábado permanece cerrada, porque el dueño pertenece a la comunidad judía. Si busca en esa tienda la prenda soñada, volverá el lunes, sino buscará una parecida en la tienda de al lado porque el dueño pertenece a la comunidad árabe, más allá hay tiendas abiertas de la comunidad libanesa que no descansan el sábado.
Foto tomada de calle San Luis esquina Dorrego en un día feriado
Esto sucede desde hace muchas décadas en Rosario, árabes y judíos ha convivido y compartido vivencias culturales en la calle San Luis.
A pesar de los conflictos que se suceden desde hace mucho tiempo en Medio Oriente, a pesar de la guerra y de tener posiciones enfentadas en el análisis del conflicto, en la ciudad de Rosario en Argentina, árabes y judíos conviven en paz.
Como signo de esa convivencia en el año 2009 se colocó en la intersección de la calle San Luis y Dorrego, en el pavimento, un símbolo que es la unión de dos letras, una árabe y otra judía. No sé si muchos rosarinos tienen conocimiento de la existencia de esta señal urbana.
En la ochava sureste se colocó una placa alusiva que explica el símbolo:
"La señal instalada en el cruce de estas
calles conmemora y celebra el modelo de
hermandad y convivencia que las
comunidades árabe y judía iniciaron a
comienzos del siglo XX en nuestra ciudad.
El diseño reúne de manera simbólica,
las letras bet y ba pertenecientes a los
alfabetos hebreo y árabe, las que dan orígen
en cada uno de esos idiomas, a la palabra hogar".
Municipalidad de Rosario, abril de 2009
Diseño León Carpman
Desde ahora en adelante cuando pasemos por la intersección de las calles San Luis y Dorrego y veamos ese símbolo en el piso, recordemos que es un símbolo de convivencia entre árabes y judíos. Y sobre todo un signo de esperanza.
Por Edgardo Consiglio para Títulos Felices
No hay comentarios:
Publicar un comentario