A los 90 años, Pedro Socca le puso ayer la firma a su amor de cuatro décadas por Edith Mabel González. Fue al mediodía en el Registro Civil del Distrito Centro. Por la noche, la novia tuvo su gala en la iglesia del Carmen (avenida Pellegrini al 1500) cerca de la casa en la que conviven junto a una familia numerosa desde hace 15 años. Ella era soltera y él sólo decidió formalizar después de quedar viudo, ya que nunca quiso pedir el divorcio a su primera esposa, de quien estaba separado hace 20 años, por un "respeto de otra época". Emoción, recuerdo, abrazos y arroz. Los novios deslumbraron por su jovialidad y hasta hicieron emocionar a fondo a la oficial que los declaró marido y mujer.
"¡Qué lindos que están!", dijo la jefa del Registro Civil, Viviana Macchiavelli y halagó el traje azul cielo que lucía Pedro, con pañuelo al tono. A su lado entró Mabel, con blusa animal print color chocolate, pantalón negro y maquillada. Lucía mucho más joven que los 76 años que cumplió el domingo y que su novio decidió agasajar dando el sí. La funcionaria tuvo palabras tan especiales que casi les hacen soltar un lagrimón a Pedro, pero su compañera le tomó las manos y así escucharon la frase esperada; al fin eran un matrimonio.
"Cumplí lo que ella ambicionaba", dijo Pedro con voz tranquila frente a los micrófonos que buscaban conocer la quinta esencia de un amor que espera casi medio siglo para sellar papeles. "Nos presentaron unos amigos, primero fue algo circunstancial, después fue creciendo y nunca más me separé, como que yo hubiera nacido con él", explicó Mabel quien hizo reír al novio al deschavarlo en su formalidad. "No me gustaba nada porque usaba ligas y yo era joven", contó la mujer.
"¡A mi me parecía anormal que al hombre se le viera las piernas con medias cortitas!", bromeó Pedro quien llegó a tener 40 trajes porque jamás se visitó de otro modo. Y dijo que Mabel lo ganó por su paciencia que supo disimular algunas "variedades" de sus viajes por el mundo. Para la mujer, respeto y entendimiento son parte de la clave de un amor que sobrevive a cualquier precio. "Es autoritario, pero tiene unos sentimientos maravillosos y me dio una familia hermosa que no pude tener con él", comentó ella para quien la libreta es un detalle en la vida que los unió y que los llevó a disfrutar viajes y afectos: Pedro compartió con ella los seis hijos de su primer matrimonio y los 16 nietos.
"Se me dio un poco tarde el casamiento, pero vivimos cosas muy lindas sin pasar por el Registro Civil, esto sólo cambia la parte legal", aseguró Mabel mientras Pedro resumía el momento casi con un programa de vida: "Estamos con mucho entusiasmo, pensando en el futuro, muy contentos y felices". Un apasionado en ver el vaso medio lleno y convertir en realidad las oportunidades. Como un sí, dado cuarenta años después de que naciera un amor contra viento y marea.
A la antigua
“Acá está la familia está muy contenta”, señaló Pablo Socca, de 28 años, nieto mayor del contrayente y que ayer vivió un episodio singular: no cualquiera pide permiso en el trabajo para ir al casamiento de un abuelo nonagenario. “Ella fue su amor de toda la vida”, dijo el joven quien definió a su abuelo como “cariñoso, respetuoso, casi chapado a la antigua”.
FUENTE: Diario LA CAPITAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario