La licenciada en ciencias ambientales de la Universidad
Nacional Autónoma de México cuenta los trucos que usa en su vida cotidiana para
cuidar lo que queda del mundo
Gaby Baeza es una joven mexicana que el próximo mayo
cumplirá tres años sin generar basura. Durante este tiempo su vida cambió
radicalmente al adquirir conciencia por el medio ambiente y, a partir de una
serie de acciones cotidianas, logró deshacerse de muchas de las cadenas de la
sociedad de consumo.
En una entrevista ella cuenta pequeños trucos que se
terminaron convirtiendo en su estilo de vida, el cual le llevó a realizar un
vídeo llamado “El Reto”, en el que desafiaba al consumismo haciendo ver que se
podía vivir sin generar basura.
El vídeo se volvió viral en Facebook con 3,6 millones de
visitas, y a Gabriela le cambió la vida.
La licenciada en ciencias ambientales por la Universidad
Nacional Autónoma de México (Unam), quien desde niña sintió interés por la
protección ambiental, cuenta que el primer truco para lograr este reto es
“estar muy consciente”.
Una vez conseguido esto, el primer paso que dieron ella y su
familia, quienes residen en el sur de la ciudad de México, fue cambiar su forma
de consumo.
Para lograrlo dejó de comprar cualquier alimento que viniera
empaquetado y comenzó a frecuentar las secciones a granel del supermercado y
los tradicionales mercados, metiendo sus alimentos en bolsas de tela o en
recipientes, sin volver a usar bolsas de plástico.
En su casa, no faltan los anaqueles repletos de frascos de
vidrio en los que se transparentan numerosos alimentos.
“Lo siguiente fue cambiar todo lo del aseo personal. Mi papá
compraba jabones envueltos o todo empaquetado y hay lugares donde venden el
jabón solo”, continúa.
En esa línea el cepillo de dientes convencional también fue
reemplazado por uno de bambú, acompañado de una pasta dental que la propia Gaby
hace a partir de bicarbonato de sodio y aceite de coco.
Seguidora del movimiento mundial Zero Waste (desperdicio
cero) dice que “también es mucho experimentar con el DIY (Do it yourself),
hazlo tú mismo”.
A la hora de limpiar su hogar, Gaby opta por usar vinagre y
bicarbonato como productos de limpieza.
Para comer ha cambiado lo desechable por lo reutilizable,
optando por platos de un plástico más duradero que resiste a numerosos usos y
lavados y que, según relata, se prestan entre familiares.
La vida social también se modifica al llevar un estilo de
vida amigable con el planeta. La especialista en economía ambiental y ecológica
por la Unam lleva su “kit de herramientas” a todas partes.
De este modo, cuando come en la calle –algo muy habitual en
México– en lugar de tomar los cubiertos y desechables que dan en los puestos de
comida elige comer en su propio recipiente y utilizando cuchillo y tenedor
hechos de bambú.
Por último, Gaby reconoce que, además de todas estas
técnicas, opta por el reciclaje cuando no queda otro remedio.
“Lo ideal en general sería que el reciclaje disminuyera cada
vez más, no que dependiéramos de una economía basada en el reciclaje, ya que
requiere mucha energía”, opina.
Al respecto de la sociedad capitalista que promueve el
consumo desmesurado de plástico, comenta que hace tiempo que dejó de esperar
que el sistema vaya a producir algún tipo de cambio para aliviar la crisis
ambiental que se está viviendo.
“Al adoptar este estilo de vida aportas demasiado, como no
tienes ni idea, porque dejas de comprar a las grandes empresas y empiezas a
comprar a los pequeños productores”, puntualiza Gabriela.
La mexicana se muestra “enamorada” de esta forma de vida y
asegura que la practicará para siempre, pues, a su juicio, es el futuro del
planeta, el cual está viviendo un cambio sistémico en las sociedades, que ya
empiezan a ser conscientes de un problemática mundial que está acabando con los
recursos naturales.
“Eso es indispensable, que sepan lo que ocurre en los mares,
dónde termina tu basura y todo el daño que le hace a los animales”, advierte. Y
concluye: “Antes era muy idealista y pensaba que el cambio tenía que venir del
sistema, pero ahora me doy cuenta de que el cambio tiene que venir de cada
célula que está en el sistema”.
Zoilo Carrillo / (EFE)
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