martes, 6 de septiembre de 2011

Razones para que estudiar ciencias resulte un placer

Tienen entre 14 y 18 años, algunos se inclinan más por la física que por la biología o la química, pero todos tienen en común haber pasado de manera exitosa por alguna competencia donde el conocimiento y la creatividad estuvieron en juego. Dicen que aquí lo que vale es el interés, las ganas, el apoyo de los docentes y desde ya el esfuerzo. Cuentan así cuál es el secreto para que estudiar ciencias sea un placer.

No quieren que se los considere como "bichos raros" o "extraños" a los demás adolescentes de su edad. Y de hecho no lo son. Sin embargo han descubierto distintas razones para que hacer lo que les gusta forme parte de sus vidas, tanto como estar con amigos, practicar un deporte o escuchar música. Motivos más que suficientes para escucharlos.

La charla con el grupo de estudiantes se organiza en una pequeña sala, que en la práctica funciona como el Departamento de Física del Instituto Politécnico (UNR). Salen un ratito antes de clases para hablar de sus trayectorias y logros, que en definitiva marcan puntos para tener como horizontes cuando se piensa en cómo hacer una buena escuela. También cómo reactivar el lugar de las ciencias para acompañar el crecimiento científico y tecnológico que reclama el país.

Protagonistas

¿Y quiénes son estos chicos? Mariano Golin, tiene 17 y es alumno de 5º año del Normal Nº 1 Doctor Nicolás Avellaneda. Al igual que Lisandro Cocca, de 4º del Politécnico, fue becado por el Instituto Balseiro (Bariloche) para conocer de cerca la oferta académica que tiene, y desde ya tentarlos a estudiar allí. Hay que saber que el Balseiro es un centro de educación pública de alto rendimiento académico, donde se cursan licenciatura en física, ingeniería nuclear o ingeniería mecánica.



Los alumnos del Poli Franco Biglione y Sara Destri (de 15 años y cursan el 3º del secundario), y Gianni Weinand y Franco Victorio (de 14 y alumnos de 2º año) participaron en julio pasado de la IV Olimpíada Argentina de Ciencias Junior, en Mendoza. Un certamen donde hay que experimentar con la física, la química y la biología. Los cuatro trajeron promedios brillantes. Gianni y Franco Biglione viajarán en diciembre a Durban (Sudáfrica) a la instancia internacional.

Clara Galimberti tiene 17 años, cursa el 5º del Poli y mientras ya piensa en la Universidad se prepara para competir dentro de dos semanas en la XVI Olimpíada Iberoamericana de Física que se realizará en Guayaquil (Ecuador).

El grupo lo completa Franco Biancotti Nieremberger, de 18 años, que cursa el primer año de ingeniería civil en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Hace poco llegó de Tailandia con una mención de honor alcanzada en la 42º Olimpíada Internacional de Física.

Las claves

¿Y por qué un chico de 14 años se puede entusiasmar tanto con un experimento como con un partido de fútbol? O bien ¿Qué lleva a un adolescente que tiene el viaje de estudio de Bariloche como centro de su vida a escribir una monografía para argumentar por qué no se aprenden las ciencias duras?

Uno a uno nombran las claves para que estudiar ciencias sea un placer. Mariano Golin no tiene dudas y habla de lo que cada uno puede elegir: "Primero que nada se trata de hacer lo que te gusta. Hay una frase que dice que hacer lo que te gusta es la primera clave del éxito, bueno coincido con eso".

Gianni Weinand agrega que importa mucho "la gente que está alrededor tuyo". Y su afirmación tienen un claro objetivo: los profesores. Y detalla: "Solo no podés llegar a mucho, es importante pedir ayuda, buscar el apoyo de los docentes".

Para Franco Victorio "mucho tiene que ver el interés personal". "Si lo que vas a rendir no te interesa de verdad no le vas a poner tantas ganas. A mí me interesa la biología y eso me sirvió para engancharme con las olimpíadas".

Más razones

El esfuerzo es otra de las variables que consideran los chicos. Lisandro lo explica así: "Creo que un problema de hoy es que a muchos les gusta un tema, tienen interés, pero también vagancia". Y por eso considera: "Por más que tengas interés, también esto demanda algo de esfuerzo".

Según Franco Biglione no hay que aflojar. "Cuando me metí en las olimpíadas muchos me preguntaban por qué estudiaba algo que no me pedía el colegio, por qué venía a entrenarme. Por eso pienso que es importante, más allá de lo que te digan, no dejar de hacer lo que te gusta y con ganas".

Sara asegura que se siente muy cómoda trabajando con sus compañeros, aunque sea una de las pocas chicas que están en competencia. En su opinión, una razón esencial para que las ciencias se desarrollen entre los más jóvenes está en "no tener miedo a preguntar". "Cuando me enteré de las olimpíadas me anoté y enseguida recibí mucho apoyo de los profesores, en especial de Juan (por Farina) que te explica los temas. Es importante no tener miedo a preguntar".

"No hay que hacerlo por compromiso", afirma Franco Biancotti Nieremberger y enseguida se explaya asegurando "que hay que dedicarse pero para que resulte y de frutos hay que hacerlo al ciento por ciento". Eso, en sus palabras, significa entrenar y preguntar cada vez que sea necesario.

Trayectoria

Clara elige repasar su historia escolar para encontrar las claves de su brillante trayectoria en estos certámenes internacionales y rescata sin dudas el desafío por resolver problemas. "A mí siempre me gustó mucho todo esto, que es muy lindo, por eso empecé en 5º grado de la primaria a participar en las olimpíadas de matemática. Y descubrí que era más interesante que lo que se daba en la clase, donde te desarrollaban un tema, luego un problema y vos podías deducir cuál era la solución porque te la terminaban de explicar. En cambio en las olimpíadas nunca hay una sola respuesta, hay que encontrar la mejor solución y ese es el mayor desafío, por eso me gusta lo que hago

Logros y apoyos

La Olimpíada Argentina Ciencias Junior es una competencia de apenas cuatro año, al igual que las demás con distintas instancias y reúne a chicos que no pasan los 15 años. El certamen combina teoría y práctica de biología, física y química.

Cuatro chicos del Poli volvieron bien posicionados del certamen nacional: Franco Biglione, Franco Victorio, Gianni Weinand y Sara Destri. Y en diciembre que viene la Argentina enviará a Durban (Sudáfrica) a seis estudiantes.

Podrían ser tres los rosarinos, pero el reglamento admite a no más de dos de una misma escuela, por eso esta vez Sara se quedará en la ciudad (alcanzó el 6º lugar) y viajarán Gianni y Franco Biglione.

A la hora de repasar apoyos y metas, Franco Biglione agradece el sostén que "siempre da la escuela en las olimpíadas", "para explicar un tema y sacarnos de cada duda que tenemos".

Gianni por su parte rescata lo que se aprende a otro nivel, que es nada menos que el humano. Y lo dice de esta manera: "Más allá de los resultados que alcancemos uno siempre crece, tanto académicamente porque se estudian y aprenden cosas nuevas, pero también como personas porque te encontrás con muchos que hacen esto porque les gusta y eso te queda marcado".

Para que crezca en el aula

"Hay menos participación de los estudiantes argentinos en este tipo de olimpíadas, como las de física", dice en la charla, Franco Biancotti Nieremberger, el estudiante de ingeniería con larga carrera en este tipo de certámenes, y que acaba de regresar de Tailandia con una mención de honor de la competencia mundial de esta discplina.

La inquietud del joven la recoge el profesor Juan Farina, responsable del Departamento de Física del Instituto Politécnico (UNR). Atribuye esta falencia a la lentitud para recuperar las horas de materias como física, matemática o química en la escuela secundaria, perdidas con la ley federal de los noventa. También a la necesidad de contar con el apoyo oficial de las provincias para fomentar este tipo de iniciativas (por las olimpíadas) que en definitiva repercuten en mejores aprendizajes. "Si bien el Ministerio de Educación de la Nación financia las olimpíadas de física, química, biología, geografía, historia, filosofía y ciencias junior, no así la de matemática, falta que los ministerios provinciales den el apoyo necesario", dice Farina.

Al respecto en junio pasado se conformó un comité integrado por delegados de las distintas olimpíadas, para elaborar un documento y elevarlo al Consejo Federal de Educación y pedir que se favorezca la participación en estos certámenes.

"Nación da el apoyo, pero luego cada provincia decide si se acompaña o no y de qué manera la participación de los estudiantes en las olimpíadas. También de los profesores que asesoran, por eso es importante que se unifiquen criterios y se logre el aval en cada jurisdicción", explica Farina.

Este respaldo pedido significa que más chicos se sumen a estos certámenes, y que los profesores cuenten con permisos oficiales para entrenar a los estudiantes.

¿Por qué hay dos enseñanzas de las ciencias, una del aula y otra de las olimpíadas? "Si un docente se mete de lleno en este trabajo de las olimpíadas, se involucra con el aprendizaje que promueve, y seguro que luego lo lleva al aula. Pero si no se logra involucrarlo es muy difícil", advierte Farina y recuerda que ese comité que se formó busca precisamente que se estimule esta idea en las provincias.

Mitos y prejuicios que perduran

¿Por qué no se estudian las ciencias duras? Con ese interrogante el Instituto Balseiro desafió a los chicos de todo el país que cursan el secundario a escribir una monografía. Llegaron 286 textos, de los cuales se seleccionaron 15, a cuyos autores se becó para que del 2 al 8 de octubre conozcan el centro académico de Bariloche. De Santa Fe viajarán cuatro alumnos: Juliana Ascolani del Colegio Misericordia, de Casilda; Tomás Costamagna del Misericordia de Rafaela; Lisandro Cocca y Mariano Golin que son los rosarinos elegidos.

"Cuando te ponés a investigar te das cuenta que hay carreras humanísticas que tienen muchísimos alumnos y eso es un problema. En cambio no pasa lo mismo con las ciencias duras. Por ejemplo, me encontré que el Instituto Sábato (dedicado a las ciencias) no logra cubrir las 18 becas que ofrece al año", analiza Lisandro cuando explica parte de lo que volcó en su trabajo.

Creencias

Según opina el alumno del Poli esto pasa porque "hay muchos prejuicios sobre las carreras de ciencias duras". "Muchos creen —dice— que vas a tener que estudiar desde el primer año la teoría de la relatividad y no vas a entender nada. Ese un mito. Pero además hay un problema y es que no siempre las ciencias se explican como se debería, porque falta un estímulo importante que es mostrar las aplicaciones prácticas que tienen en la vida".

Mariano Golin, de 5º del Normal Nº 1, coincide con la mirada de Lisandro sobre "los estereotipos". "Siempre que se piensa en un científico aparece la representación de un hombre con anteojos, guardapolvo y trabajando en un laboratorio. Eso lleva a creer que los que se dedican a las ciencias son excepciones y en realidad no se considera que todos estamos vinculados con la misma, porque la producimos o la usamos. Por eso hay que cambiar esa idea de ciencias para pocos y pensar que es para todos".

Papel de los docentes

Mariano rescata de su escuela las terminalidades humanísticas, artística y biológica (que es la que cursa) que ofrece a los alumnos. También el apoyo de los profesores aún por fuera de horario. "Nosotros teníamos el Proyecto 13 en nuestra escuela (por el cual los docentes podían dedicarle horas por fuera de la clase a distintos proyectos, como las olimpíadas), pero se lo desarmó este año. Así y todo algunos profesores siguen con gran voluntad, sin que les paguen más, apoyándonos".


Por Marcela Isaías



FUENTE: Diario La Capital
http://www.lacapital.com.ar/ed_educacion/2011/9/edicion_124/contenidos/noticia_5021.html

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